Sobrecarga del Procesamiento Emocional en los Niños

La fatiga emocional, es un agotamiento extremo que va relacionado con sensaciones de estrés y ansiedad, sentimientos de angustia o incluso depresión.

Por tanto, esta fatiga, también tiene que ver con emociones contenidas, frustración no gestionada y sentimientos de incomprensión. El estrés y la fatiga pueden surgir cuando las exigencias propias y externas en ámbitos escolares, familiares y/o personales, no permiten que los niños atiendan sus necesidades y deseos.

También puede surgir ante momentos de cambios, o situaciones emocionales intensas, tales como: un cambio de casa, nacimientos de hermanos, volumen de actividades intenso, etc.

Pero, ¿es posible combatirla?

La mejor manera de prevenir la fatiga emocional pasa por conocer al niño lo mejor posible, para poder gestionar de otra manera sus emociones. Si en vez de sobrecargarlos, vamos dejando que sus emociones salgan, esto hará que no se sientan tan fatigados emocionalmente.

Es importante señalar, que no hay emociones buenas y malas, que todas son adaptativas, y que es necesario darles un espacio a todas esas emociones para poder sentirse mejor con ellos mismos y con su entorno.

Descubrir qué mensaje nos están transmitiendo las emociones del niño, va a ser clave para poder gestionarlas de una manera más saludable, y así poder combatir esa fatiga emocional que le invade.

Para desarrollar la inteligencia emocional de los niños en casa, hay que tener en cuenta los cinco aspectos fundamentales que la componen. Aplicar cada uno de ellos en conjunto aporta al niño las herramientas necesarias para gestionar sus emociones y desarrollar seguridad en sí mismo.

Conciencia de uno mismo o autoconciencia

Para que el niño que adquiera confianza en sí mismo y tenga una mayor capacidad autocrítica, es importante que tenga un conocimiento pleno sobre sí mismo. Como padres, debemos ayudarle a conocer tanto sus virtudes como sus defectos, pues le permitirá tomar mejores decisiones en el futuro y no guiarse solo por sus emociones.

Autorregulación

Podemos ayudar a nuestros hijos a regular los estados de nerviosismo o impulsividad (donde predominen sentimientos como la rabia o la frustración), creando en ellos una mayor serenidad. Esta cualidad puede ayudar a los más pequeños, por ejemplo, a pensar antes de actuar y a crear herramientas para su futuro que le permitan gestionar mejor sus decisiones.

Motivación

Cultivar la motivación en los niños les ayuda a adquirir tenacidad, ilusión, perseverancia, e incluso, tolerancia a las frustraciones. La motivación es imprescindible para que los más pequeños logren los objetivos que tienen en sus vidas, y de esta forma, lograr una mayor productividad y eficiencia en su futuro profesional.

Empatía

La empatía es la que le permite a nuestros hijos comprender lo que sienten las personas que se encuentran a su alrededor. Este aspecto es básico en las relaciones sociales que les acompañarán el resto de su vida. He ahí la importancia de ayudarles a adquirir la capacidad de reconocer las emociones de los demás, saber escucharlos, ponerse en su lugar y entender cómo se sienten.

Habilidades sociales

Las habilidades sociales están estrechamente ligadas con la empatía, ya que es imprescindible entender las emociones de las personas de nuestro alrededor para saber cómo actuar. Trabajando este aspecto, el niño consigue interactuar de forma adecuada y una mayor capacidad de asertividad.

Desarrollar la inteligencia emocional en casa es imprescindible para que el niño aprenda a canalizar sus emociones y adquiera las habilidades necesarias para la vida.

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