Trastorno de la conducta: “Oposicionista Desafiante”.

El trastorno oposicional desafiante, también conocido como trastorno negativista desafiante u ODD, generalmente se diagnostica alrededor de la edad de la escuela primaria y deja de ser diagnosticado en la adolescencia.

Hace referencia a todas aquellas conductas infantiles que conllevan un patrón desadaptativo e inadecuado al regular que deberían poseer los niños según su estadío de desarrollo.

Los niños que lo presentan tienen un patrón bien establecido de problemas de conducta, negativista, hostil y desafiante, de al menos 6 meses de duración, y en el que están presentes cuatro o más de los siguientes comportamientos:

  • Estar enojado e irritable inusualmente.
  • Con frecuencia pierden la calma.
  • Se molestan fácilmente.
  • Discuten con figuras de autoridad.
  • Negarse a seguir las reglas.
  • Molestar deliberadamente a los demás.
  • Culpar a otros por los errores.
  • Ser vengativos.

Se desconoce una causa específica que explique el origen del trastorno oposicionista desafiante, pero sí existen ciertos elementos que pueden desencadenar sus síntomas. Por ejemplo, un déficit, dificultad o alteración en las habilidades cognitivas, poco control sobre la esfera emocional, hábitos inadecuados de crianza y permisión parental o por el contrario, que el niño se vea sometido a castigos irracionales de forma constante.

Otras razones pueden derivarse de un trastorno hereditario, un desequilibrio en las conexiones neuronales, en la liberación de sustancias químicas cerebrales o como el resultado de otro trastorno, como lo es el TDAH (Trastorno de atención e hiperactividad) o trastorno bipolar.

Este trastorno es más frecuente en los niños que en las niñas, y algunos estudios han demostrado que afecta al 20% de los niños en edad escolar.

Este es un trastorno de la conducta que puede afectar el futuro de los niños y jóvenes que lo manifiestan, por ello es importante la intervención profesional a tiempo. He aquí algunas recomendaciones:

  • Asistir a psicoterapia.
  • Tratamiento farmacológico: (Este tipo de tratamiento solo se utiliza cuando los síntomas del trastorno se manifiestan de manera más grave, siempre debe ser un profesional que ha seguido la evolución del niño(a) quien te recomiende una medicación).
  • Refuerza los comportamientos positivos.
  • Evita tus propios comportamientos negativos.
  • Explica su situación, toma un tiempo y siéntate con tu hijo o hija para explicarle su situación, las consecuencias de sus comportamientos y las soluciones que deben aplicar.
  • Establece límites claros.
  • Castigos adecuados (Evita los castigos físicos y explica siempre por qué estás imponiendo dicho castigo y lo que debe hacer de ahora en adelante para mejorar su situación).

Recuerda que siempre puedes ayudar a tu hijo(a) con ayuda profesional, dedicación y colaboración de todos los miembros de la familia.

Si sospechas que tu hijo(a) presenta este trastorno, consulta con nosotros… ¡Podemos ayudarte!.

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